lunes, 25 de noviembre de 2013

Vía Crucis del Stmo. Cristo de la Humildad y besamano a Nuestra Señora de la Soledad con motivo de la Clausura del Año de la Fe

Domingo, 24 de noviembre de 2013
Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo Clausura del Año de la Fe 2012-2013


Participación de la Hermandad de la Soledad en el Vía Crucis de la Fe con el montaje de un altar, que representa la XIII estación de este rezo: Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de María, su madre.
 
 
Detalle del altar en el que destaca el claro simbolismo que alude a la estación representada: la Virgen aparece en el centro de la composición como madre de Jesús y Madre nuestra, que acompaña a su Hijo y, a la vez, a todos nosotros hasta el final, hasta el límite de la muerte y del pecado; Ella es la Estrella fiel que en los momentos de soledad, de pena, de angustia, de dolor y de amargura nos indica el camino, nos ayuda a superar las adversidades; Ella estuvo junto a su Hijo hasta que murió y fue descendido de la cruz, llegándolo a tener en sus brazos ya muerto y sacrificado por nuestra salvación; Jesús se encuentra plenamente humillado, castigado y azotado por el pecado, por ello, bajo la imagen de Nuestra Señora de la Soledad se encuentra Cristo muerto en la cruz, pequeño y hundido ante el mundo; junto a Él y a su Cruz (nuestra Cruz), destaca la corona de espinas con la que lo coronaron Rey, y los clavos con los que fue puesto en esa cruz de la que es descendido; los ángeles, a ambos lados de la corona representan la Gloria Celestial, el Reino de Dios en el Cielo, y nos anuncian la inminente Resurrección de Cristo, del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, del Alimento Vivo que nos colma de paz, amor, alegría, vida, esperanza, fe y caridad; el ángel orante nos recuerda la importancia de la oración en nuestra vida, y, especialmente, la grandeza de este rezo como expresión única, íntegra y eterna de la fe; al fondo de la composición, el estandarte representativo de la Hermandad, también de gran simbología, que alude claramente al IV misterio gozoso del actual rezo del Santo Rosario: La Presentación del Señor Jesús en el Templo; es allí cuando el profeta Simeón, dijo a María: «y a ti una espada te atravesará el corazón», profecía que se hace presente también en el rezo de la XIII estación del Vía Crucis, ya que es esa espada de dolor la que atraviesa en esos momentos a María, a su corazón, y nos debe atravesar a todos y cada uno de nosotros, porque en esos momentos no cabe otra que decir a Jesús: «perdón y gracias Señor, perdón por el pecado y gracias por tu Resurrección gloriosa que nos libera de todo mal, gracias por darnos a tu madre como nuestra Madre, gracias porque en Ella encontramos un pilar en el que apoyar nuestra vida y en consecuencia nuestra fe, ya que todo cristiano concibe su vida desde la fe celebrada, vivida y rezada en Cristo Jesús». La Resurrección aparece representada mediante los ángeles, antes mencionados, y el color blanco del mantel del altar, de los claveles y velas, siendo el romero una alusión a la esperanza; frente a ello, la muerte, en el color negro de la vestimenta de la propia imagen y del estandarte, así como en el color morado de los lirios del mismo.
 
 
Con motivo de la clausura del Año de la Fe, la Hermandad de la Soledad realizó también un besamano a Nuestra Titular tras finalizar el Vía Crucis y la Santa Misa.  

domingo, 24 de noviembre de 2013

DOMINGO. Solemnidad de JESUCRISTO, REY del Universo


      La 1ª lectura (2 Samuel 5, 1-3) trata de la unción de David como rey. Pero su finalidad es que nos fijemos en que Jesús no es así. No es un rey como los reyes de la tierra, sino más bien todo lo contrario. Sus poderes no son los poderes de los reyes: no tiene ejército, lujos ni oro, no es rico. Es rico en bondad, en capacidad de perdonar, en solidaridad con los necesitados, en veracidad, es rico en valor y en poder de dar la vida por el Reino. Jesús es Rey si es el rey de nuestro corazón.

      Podemos preguntarnos: ¿quién reina en mí?, ¿a quién obedezco ciegamente?, ¿quién guía mis decisiones, quién marca mi estilo, quién me hace cambiar de Dios? Nuestro Rey es el Crucificado (Evangelio: Lucas 23, 35-43), el que fue rechazado por la falsa religiosidad, el que no dudó en dar la vida por la causa de Dios.

      Por eso Pablo (2ª lectura: Colosenses 1, 12-20) entona un formidable himno a Jesús, como realización completa del sueño de Dios sobre la humanidad. «Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud».

domingo, 17 de noviembre de 2013

DOMINGO 33º del Tiempo Ordinario

      El profeta Malaquías (1ª lectura: Malaquías 3, 19-20a) presenta una predicción amenazante y dantesca del final de los tiempos. Es un caso más de lo provisional o defectuoso de algunas opiniones del Antiguo Testamento. También Lucas se deja llevar un poco de la visión catastrofista habitual en Israel (Evangelio: Lucas 21, 5-19). Pero hay otro dato que nos importa más: los discípulos están boquiabiertos ante los esplendores del Templo, mientras que a Jesús le traen sin cuidado. Cuando no quede del Templo piedra sobre piedra, no habrá pasado nada, porque el templo es el mundo entero y, sobre todo, el corazón de cada persona.

      Los primeros cristianos no tenían templos, sólo algunos lugares de reunión en casas particulares para celebrar la Cena del Señor. Las catástrofes finales y los falsos advenimientos de falsos cristos, Jesús los califica de patrañas. A sus seguidores no les preocupan esas fantasías, sino afrontar la vida al estilo del Maestro, que puede ser muy áspera e incluso conducir a muchas hostilidades. En la 2ª lectura (2 Tesalonicenses 3, 7-12) Pablo da una lección de realismo frente a los delirios mezquinos de algunos alucinados.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Día de la Iglesia Diocesana

Este fin de semana se celebra en todas las parroquias el Día de la Iglesia Diocesana que este año lleva por lema “La Iglesia con todos, al servicio de todos”.

A través de esta campaña se pretende que todos los miembros de cada una de las Iglesias particulares, en este caso la Diócesis de Córdoba, puedan reflexionar sobre la labor que desarrolla la Iglesia, sus fines y proyectos, así como conocer la forma en que se financia la Diócesis.
 
En el próximo número de “Iglesia en Córdoba” se ofrecerá un informe detallado de la actividad económica de la Diócesis durante el pasado año, de la mano del Ecónomo Diocesano, José Luis Vidal.
 
Diócesis de Córdoba 16/11/2013

jueves, 14 de noviembre de 2013

Se acerca el «Rocío de la Fe»

Ya están establecidos los recorridos y templos definitivos de salida de las distintas hermandades hacia la Catedral para el Solemne Pontifical del próximo 16 de noviembre.

Rocio de la feUna gran procesión rociera reunirá en la capital a las cinco filiales de la Diócesis Córdoba, Puente Genil, Cabra, Priego y Lucena. Junto a ellas, estará el simpecado de la hermandad matriz de Almonte.
 
 A las 16:30h., dará comienzo la Misa en la Catedral presidida por el Obispo de Córdoba. Durante la misma, la Hermandad de Córdoba recibirá una reliquia del beato Juan Pablo II que se colocará a partir de ese momento en su simpecado. Tras la celebración, los simpecados partirán hacia la plaza de las Tendillas donde se realizará un acto de bendición, en torno a las 20:00h. Terminado éste, la procesión continuará hacia los jardines Virgen del Rocío situados en la zona de Miraflores, donde se bendecirá una imagen de la Virgen situada en los mismos.
 
Durante el recorrido de los cinco simpecados, la ciudad estará engalanada con distintos altares marianos. Algunas hermandades de la ciudad, como el Socorro, Borriquita, Huerto, Penas de Santiago, Estrella, Sentencia, Paz, Angustias y Expiración hasta ahora las que están confirmadas, instalarán altares presididos por sus simpecados, representando así los misterios del Rosario.

La cita de este 16 de noviembre culminará con una “pará” rociera y un espectáculo ecuestre junto al Alcázar de los Reyes Cristianos.
 
Diócesis de Córdoba 14/11/2013

domingo, 10 de noviembre de 2013

DOMINGO 32º del Tiempo Ordinario

      Los siete hermanos dan la vida por una admirable fidelidad a la Ley. Pero, sobre todo, por una inquebrantable confianza en la vida eterna: «Vale la pena morir a manos de los hombres cuando se espera que Dios mismo nos resucitará» (1ª lectura: 2 Macabeos 7, 1-2. 9-14). Jesús corona esta fe con una preciosa frase: «El Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob... no es un Dios de muertos sino de vivos» (Evangelio: Lucas 20, 27-38).

      Nosotros estamos llamados a la vida, a una vida más plena aquí y ahora, a una vida que merezca llamarse vida, y con la esperanza de algo mucho mejor aún para el futuro. Porque cuando lleguemos nos encontraremos con el Padre que nos estará esperando. Por eso podemos decir, con profunda alegría, lo mismo que Pablo (2ª lectura: 2 Tesalonicenses 2, 16-3, 5): «Que Jesucristo nuestro Señor y Dios nuestro Padre que nos ha amado tanto y nos ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanzaos consuele internamente y os dé fuerza para toda clase de palabras y de obras buenas».

domingo, 3 de noviembre de 2013

DOMINGO 31º del Tiempo Ordinario

      El Evangelio muestra un alarde del estilo de Jesús (Evangelio: Lucas 19, 1-10). En medio de las aclamaciones, Jesús sigue siendo, ante todo, médico... aun a costa de que todo el mundo murmure. Zaqueo no tiene más mérito que la curiosidad, pero Jesús sabe que está enfermo, enfermo de codicia, «jefe de publicanos y rico». Y hacia ese enfermo se dirige. Es que tiene un corazón como el de su Padre.

      Conviene leer hoy muy despacio la 1ª lectura (Sabiduría 11, 22-12, 2) para conocer a Dios y para disfrutar. Es la mejor imagen de Dios que aparece en todo el Antiguo Testamento: su poder es su bondad, «a todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida. En todas las cosas está tu soplo incorruptible». Por el mismo camino va Pablo (2ª lectura: 2 Tesalonicenses 1, 11-2, 2) que dice: «Jesús nuestro Señor sea vuestra gloria y vosotros seáis la gloria de él».

      La gloria de Dios resplandeció en Jesús precisamente en Jericó. No por las aclamaciones sino por devolver la vista al ciego. Porque la gloria de Dios es tener un corazón como el suyo. Con razón dijo Pedro en su sermón de Cesárea (Hechos 10) que Jesús «pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal porque Dios estaba con Él».

sábado, 2 de noviembre de 2013

Conmemoración de todos los FIELES DIFUNTOS


 
La Santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe sólo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha del pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna (elog. del Martirologio Romano).

viernes, 1 de noviembre de 2013

Solemnidad de TODOS LOS SANTOS


      Las lecturas de hoy presentan un formidable contraste entre sí. Por un lado, el Evangelio (Mateo 5, 1-12a) habla de un camino estrecho y empinado para alcanzar la felicidad: los pobres, los que sufren, los perseguidos... Lo de Jesús es como ir a contracorriente.

      Por otro lado, la primera lectura (Apocalipsis 7, 2-4. 9-14) ya no habla del camino de esta vida, sino del final, que es el éxito de Dios: la inmensa muchedumbre que nadie podría contar, que viene de la vida, que ya ha pasado la gran tribulación, y está definitivamente con Dios. La segunda lectura (1 Juan 3, 1-3) lo explica todo; es el Padre, que nos quiere como a hijos; en esta vida aún no se ve lo que somos, pero en la vida definitiva se verá: somos semejantes a Él, a nuestro Padre.

      En la Solemnidad de Todos los Santos celebramos el final feliz de la aventura humana, nuestro final feliz, que es el sueño de Dios. Nosotros sabemos que este final feliz se puede estropear, porque Dios nos hizo libres, pero confiamos en su poder, porque sabemos que Él es Todopoderoso, y que, sobre todo, es nuestro Padre.