domingo, 27 de julio de 2014

DOMINGO 17º del Tiempo Ordinario

      Paseamos por el campo, hay un pequeño hoyo, nos pica la curiosidad, excavamos un poco... ¡un tesoro! (Evangelio: Mateo 13, 44-52). Damos un brinco de alegría. Corremos a casa, vendemos todo para poder comprar el campo... Ya está, eso es lo fundamental de la parábola.

      No es que tengamos que hacer un sacrificio para entrar en el Reino es que al entrar en el Reino, lo demás nos parece basura. No puede pasarnos nada mejor que vivir en el Reino, vivir al modo de Jesús. Comparado con esto, todo lo demás deja de tener importancia.

      Es, como dice Pablo (2ª lectura: Romanos 8, 28-30), que a los que aman a Dios todo les sirve para bien. Y también fue esa la sabiduría de Salomón, que no pidió a Dios poder y riquezas sino «un corazón dócil... discernir el bien del mal» (1ª lectura: 1 Reyes 3, 5. 7-12).

      No hay sabiduría mejor que la de Jesús. Vivir sabiamente, vivir en el Reino y para el Reino, es un inmenso tesoro.

viernes, 25 de julio de 2014

Solemnidad de SANTIAGO APÓSTOL, PATRONO de ESPAÑA

 
      Santiago y su hermano Juan entendieron desde el principio que Jesús los llamaba a cosas grandes, aunque no siempre lo interpretaran adecuadamente. Esa confianza absoluta en Jesús y su poder es la que les lleva a hacer esa petición, que nosotros ahora podemos considerar como infantil. Pero también podemos fijarnos en el aspecto de la confianza en el éxito de la misión de Jesús.

      Santiago es el patrón de España. Nuestro país vive momentos difíciles que pueden llevar a algunos al desánimo. Podría parecer que todo va a perderse, especialmente cuando ciertas leyes desprotegen a las familias o dificultan el derecho que tienen los padres a educar a sus hijos. Igualmente ciertas tendencias laicistas pretenden arrinconar a la Iglesia y borrar toda huella cristiana. En cierto sentido podemos decir que se ha desatado una auténtica batalla contra los derechos de Dios y que se pretende eliminar toda referencia a Él.
 
      En ese contexto el evangelio de hoy es muy iluminador. De la actitud de los Zebedeos aprendemos que están seguros de la victoria de Jesús. Por eso piden un lugar importante cuando Jesús instaure su reino. Nosotros necesitamos de esa confianza. Hemos de hacer crecer nuestra certeza de que nada puede contra el designio de Dios. Su voluntad se va a realizar en la historia y ningún poder puede oponérsele.

      Pero también, del correctivo del Señor aprendemos otra cosa. Jesús es el Señor de la historia y nada debe hacernos dudar. Pero eso no significa que los acontecimientos vayan a desarrollarse según nuestras previsiones. El Señor tiene su plan misericordioso cuya realización es segura. Sabemos que incluía su paso por la cruz, con todo lo que suponía de dolor y humillación.

      Jesús señala que sus apóstoles han de unirse al misterio de la Cruz para la instauración del Reino. Ellos van a participar del triunfo de su Maestro, pero para ello han de seguir su camino. Gran lección válida también para todos nosotros en el día de hoy.

      Hoy le queremos pedir a Dios por España, por su unidad y la buena convivencia entre todos sus habitantes. También le queremos pedir por el fin del terrorismo, por la solidaridad entre todas las regiones; le pedimos por nuestras raíces cristianas, para que sigan alimentando nuestro presente en sus realizaciones sociales y culturales… le pedimos muchas otras cosas, especialmente por las necesidades de la Iglesia en nuestro país y por nuestros obispos…

      En nuestras peticiones tenemos la seguridad de que Dios vencerá y de que para Él todo es posible. Pero sentimos también que el Señor nos pide que nos unamos a Él en un camino que puede conllevar sufrimiento. No podemos dejar la cruz precisamente porque sabemos que el Amor de Dios vence desde ella.

domingo, 20 de julio de 2014

DOMINGO 16º del Tiempo Ordinario

      La cizaña, el grano de mostaza, la levadura (Evangelio: Mateo 13, 24-43). Jesús no lanza ideas sublimes sobre Dios. Habla de lo que ve, de lo que todos vemos: las malas hierbas, la buena semilla poderosa y pequeña, la discreta levadura capaz de fermentar una gran masa sosa e incomestible.

      ¿Cómo consigue Jesús hablar de Dios y de la vida con imágenes tan fáciles y tan bonitas? Porque ve a Dios en todas las cosas, Jesús entiende el mensaje de todas las cosas. Por eso, con todas las cosas puede hablar de Dios. Las parábolas nacen de los ojos de Jesús, el mejor contemplativo de las historia.

      La primera lectura (Sabiduría 12, 13. 16-19) muestra un espíritu semejante: «No hay más Dios que Tú, que cuidas de todo... enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano y diste a tus hijos la dulce esperanza...».

      También Pablo (2ª lectura: Romanos 8, 26-27) vive en ese mundo: «El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad... Dios escudriña los corazones y sabe cuál es el deseo del Espíritu».

domingo, 13 de julio de 2014

DOMINGO 15º del Tiempo Ordinario

      Durante tres domingos, vamos a leer parábolas, que es lo mejor de Jesús. Hoy vamos con la del sembrador (Evangelio: Mateo 13, 1-23). La conocemos de sobra: Dios siembra constantemente su Palabra. No hace falta ir a buscarla, Él nos la da constantemente, como si cayera siempre una lluvia fina, agradable, persistente (1ª lectura: Isaías 55, 10-11). Pero nosotros solemos abrir entonces nuestros paraguas. Así la tierra buena, que se deja fecundar, la tierra llena de piedras, de zarzas. Jesús conoce muy bien el corazón humano.

      Hay dos detalles preciosos en este Evangelio. Jesús tiene que subirse a la barca de Pedro por la cantidad de gente que se apretuja en la playa para oírlo. Tenemos que disfrutar con esta escena, con la fascinación que produce Jesús. Y luego, en casa, alrededor de la mesa, les explica más cosas a sus amigos. La palabra alrededor de la mesa ¿no le suena un poco a la Cena del Señor? Y todo esto es para el camino, cuando aún no somos lo que seremos, porque al final nos espera el éxito, cuando ya no quede frustración ni dolor, cuando veamos a Dios cara a cara (2ª lectura: Romanos 8, 18-23).

domingo, 6 de julio de 2014

DOMINGO 14º del Tiempo Ordinario

      Como siempre, Jesús es sorprendente, entendiendo las cosas al revés de lo que nosotros pensamos. Nosotros creemos que entienden a Dios los sabios, los teólogos; Jesús dice que lo entiende la gente sencilla (Evangelio: Mateo 11, 25-30). Pero lo grande es que ¡da gracias a Dios porque no lo entienden los sabios y los teólogos! Es nuestro desafío, pensar como Jesús, y cuanto más sencillamente nos acerquemos a él, más lo entenderemos.

      Lo mismo decía el profeta Zacarías (1ª lectura: Zacarías 9, 9-10). Todo el mundo pensaba en un Mesías guerrero, que haría a Israel vencer a todos sus enemigos. Pero el esperado Mesías sería modesto, su cabalgadura sería un burro, y para nada contaría con carros de guerra ni arcos ni flechas, sembraría la paz... También Pablo ha entendido muy bien de qué se trata (2ª lectura: Romanos 8, 9. 11-13).

      Se trata de tener el espíritu de Jesús, pensar como él, tener sus valores, vivir a su estilo. Lo demás es lo que Pablo llama «la carne» (y Juan lo llamará «el mundo»), lo contrario de Jesús. Es nuestra tarea: día a día, momento a momento, conocer mejor a Jesús hasta vivir con su mismo Espíritu.