El pasado 16 de noviembre, la Hermandad de la Soledad celebró el solemne besamanos a su sagrada imagen titular: acto que, anualmente, efectúa en la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción ―sede canónica de la propia corporación―, junto con la recogida de leche a beneficio de la Casa de Acogida Madre del Redentor, de Córdoba.
Al igual que en ediciones anteriores, durante la jornada dominical, Nuestra Señora de la Soledad presidió un armonioso, sobrio y efímero conjunto, erigido para mayor honra y gloria de la dolorosa; en este caso, la bendita imagen mariana permaneció expuesta a veneración de los fieles, en solemne besamanos, en la nave central ―ante el presbiterio―. Asimismo, es conveniente señalar que la Santísima Virgen lució su primera corona procesional ―restaurada recientemente―, como ya lo hiciese con ocasión de la santa misión del Jubileo 2025.
En el contexto del solemne besamanos, tuvieron lugar el rezo del ángelus, a las doce de la mañana ―antes de la eucaristía del mediodía―, y el rezo del santo rosario, a las siete de la tarde, así como la celebración de la santa misa por el alma de los fieles difuntos ―en especial, por la de quienes pertenecieron a la propia corporación o fueron devotos de su venerada imagen titular―, a las siete y media.
La referida celebración eucarística, correspondiente al XXXIII domingo del tiempo ordinario ―en que la Iglesia universal celebró la IX Jornada Mundial de los Pobres―, fue oficiada por el Rvdo. Sr. D. Jérémie Abumwami, Administrador parroquial, que, en su homilía, exhortó a los fieles ―al hilo de las lecturas― a mantener viva su confianza en Jesucristo, obrando, siempre, conforme a la voluntad de Dios, para ser, de este modo, testimonio vivo del evangelio; en este sentido, los alentó a reconsiderar el valor de lo material en su día a día y, a su vez, los invitó a hacer caso omiso de los falsos profetas de nuestro tiempo.
Al término de la citada celebración, el oficiante incensó a la Santísima Virgen, al mismo tiempo que el Coro Parroquial interpretó el canto de la salve; de igual modo, a la finalización de la eucaristía del mediodía, los niños de catequesis de primera comunión dedicaron un canto popular a la dolorosa.


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