jueves, 29 de noviembre de 2018

279 litros de solidaridad para nuestros hermanos necesitados

La generosidad de los feligreses de la parroquia de Villa del Río llega a la casa de acogida Madre del Redentor a través de la hermandad de la Soledad.


El miércoles, 28 de noviembre, la hermandad de Nuestra Señora de la Soledad entregó los 271 litros de leche y los 8 litros de batido de cacao, recogidos durante el solemne besamanos de la Virgen Santísima, en la II Jornada Mundial de los Pobres, a la casa de acogida Madre del Redentor de Córdoba. José Luis Rodríguez Guirao, gerente, agradeció esta donación de leche, ya que es un producto muy utilizado cada día en la casa, sobre todo en los períodos más fríos del año; la cantidad de leche recibida equivale a la provisión necesaria para una semana.


Cáritas diocesana de Córdoba está encargada de la gestión de la casa de acogida Madre del Redentor, donde son atendidas más de 400 personas sin hogar cada año. La misión de Cáritas diocesana es trabajar con las personas en situación de pobreza, procurando su propio desarrollo integral. Además de la acción social, este organismo oficial de la diócesis de Córdoba tiene el objetivo de sensibilizar a la sociedad y denunciar las situaciones de injusticia, con la finalidad de erradicar la exclusión social de las personas sin hogar.


La hermandad de Nuestra Señora de la Soledad de Villa del Río está satisfecha con esta donación de leche, ya que ha conseguido llevar el alimento de una feligresía a quienes valoran cualquier gesto de solidaridad, por pequeño que sea, consigo.

martes, 20 de noviembre de 2018

Fin de semana de intensa actividad cofrade

La hermandad de Nuestra Señora de la Soledad ha vivido un fin de semana repleto de actos cultuales en honor de su sagrada imagen titular.


El viernes por la tarde, la hermandad comenzó la recogida de leche para la casa de acogida Madre del Redentor de Córdoba en la capilla del Santísimo Cristo de la Humildad, donde es venerada María Santísima de la Soledad. La bendita imagen de la Virgen estuvo en besamanos para recibir a los niños de catequesis de primera comunión del primer año, que depositaron a sus plantas numerosas cajas de leche; estas sumaron un total de 60 litros. La hermandad agradece a los catequistas la difusión de esta recogida de leche entre las familias.



Esta misma tarde, algunos jóvenes de la hermandad tuvieron el honor de reunirse con el señor obispo de la diócesis de Córdoba, en el contexto de su segunda visita pastoral a la parroquia de Villa del Río; visita inaugurada en la tarde del jueves, en la que fue recibido monseñor Demetrio Fernández González por un nutrido número de representantes de los diversos grupos de fieles que conforman nuestra parroquia, entre los que estuvieron presentes algunos miembros de esta hermandad.
La reunión del señor obispo con los jóvenes de las hermandades y cofradías de Villa del Río tuvo como objetivo alentar a las nuevas generaciones de fieles a vivir la fe cristiana en comunidad, a confiar plenamente en Jesucristo, a cultivar la amistad de Cristo, siempre de la mano de María, y a tener presente al Señor en sus vidas, tanto en los sacramentos, como en la oración y en el encuentro con los hermanos, a quienes han de ayudar, en todo momento, a superar sus dificultades; además, el prelado de la diócesis cordobesa comprometió a los jóvenes a ser ellos quienes atraigan a la parroquia a los niños, que, tras hacer la primera comunión, dejan de estar vinculados a la misma.


El domingo por la mañana, la hermandad continuó la recogida de leche en el presbiterio de la iglesia, donde estaba la Santísima Virgen de la Soledad expuesta, a veneración de los fieles, en solemne besamanos. Numerosos niños de catequesis de primera comunión del segundo año depositaron en el lado de la epístola una gran cantidad de cajas de leche, por lo que la hermandad agradece a los catequistas, de nuevo, la difusión entre las familias. Tras la celebración de la santa misa de la mañana, numerosos fieles, niños y mayores, fueron ante la bendita imagen de la Virgen para besarle su mano.
La sagrada imagen estrenaba un austero manto de damasco negro, confeccionado por doña Estrella Salguero López, camarera de la Virgen, así como unos preciosos puños de encaje y una delicada blonda como tocado, magistralmente elaborado por don Eduardo Serrano Gómez, vestidor; puños y blonda cedidos para la ocasión por esta misma persona. Espléndida, radiante y majestuosa estaba nuestra sagrada titular para recibir a sus devotos. Dieciocho puntos de luz enmarcaban la venerada imagen de Nuestra Señora de la Soledad, así como dos ánforas, sobriamente exornadas con clavel blanco y morado, colores alusivos a la Virgen María, el primero, y a los fieles difuntos, el segundo.






Este mismo día, por la tarde, tuvo lugar el rezo del santo rosario y la santa misa por el alma de los fieles difuntos hermanos, así como el solemne besamanos a Nuestra Señora de la Soledad, una vez finalizada la celebración eucarística, y la recogida de leche, que llegaba a su término. 211 litros de leche y 8 litros de batido de cacao reunieron los feligreses de la parroquia de Villa del Río durante la jornada dominical, que, sumados a los del viernes, conforman un total de 279 litros; la hermandad lo considera un resultado satisfactorio.






La II Jornada Mundial de los Pobres en Villa del Río fue celebrada con María Santísima de la Soledad como principal benefactora de los marginados de nuestro presente; fue Nuestra Señora, Madre de los desamparados, quien convocó a los feligreses de nuestra parroquia para que depositaran a sus plantas ofrendas de solidaridad, muestras de generosidad de sus devotos para con los pobres.
El sacerdote consiliario de la hermandad fue tajante en su homilía, en la que reflexionó acerca del injusto reparto de los bienes de este mundo, causa de la pobreza de los hombres; además, animó a los fieles a estar comprometidos con los necesitados y a no olvidarse de ellos, ya que Dios puso a nuestra disposición la tierra, que nos regaló, para que sus abundantes frutos fueran equitativamente compartidos entre sus habitantes, todos hijos suyos y hermanos nuestros, y de ello deberemos rendirle cuentas al final de nuestros días.