sábado, 25 de diciembre de 2021

Nos ha nacido un Salvador


Como cada 25 de diciembre, la Iglesia universal celebra la solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. Se trata de un misterio precioso: todo un Dios hecho hombre que, como cualquier otra criatura humana, nace del seno de una mujer.

Hace más de dos mil años, el Padre confió a los ángeles el extraordinario anuncio de la buena nueva: el nacimiento de su Hijo, nuestro Salvador. En este sentido, nosotros, al igual que los ángeles, estamos llamados hoy a ser testigos comprometidos y, por ende, fieles mensajeros del Verbo encarnado, nacido de María, la Virgen, para la expiación de nuestras culpas.

Ahora, como entonces, Dios se nos presenta a través de la tierna mirada de un niño indefenso que, desde su cándida inocencia, apela a cada uno de nosotros, instándonos a tener un corazón desbordante de pureza, como el de un niño recién nacido.

Alegrémonos, como María y José ―quienes, en el silencio de la noche santa de Navidad, meditan el maravilloso acontecimiento del que han sido testigos privilegiados―, puesto que, hoy, el Mesías ha venido a este mundo para la salvación de todos los hombres.