Recientemente, nuestra sagrada titular ha cambiado su atuendo debido a la cercanía de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Previsiblemente, la Santísima Virgen permanecerá así ataviada hasta la Cuaresma, por lo que la podremos contemplar de esta manera ―inédita en la bendita imagen― durante el Adviento y la Navidad, así como durante el primer tiempo ordinario del año litúrgico en curso, en que tendrá lugar la fiesta de la Presentación del Señor.