martes, 1 de enero de 2013

OCTAVA de Navidad. Solemnidad de SANTA MARÍA, Madre de Dios



      La liturgia del primer día del año comienza hablándonos de paz y de bendición (1ª lectura: Números 6, 22-17). La bendición del Señor para todos durante todo el año y ¡por siempre! Esta bendición para la humanidad es nada menos que el regalo del mismo Dios hecho hombre «nacido de una mujer» (2ª lectura: Gálatas 4, 4-7), que se nos da. En distintas ocasiones habló Dios antiguamente, pero, cuando llega la plenitud de los tiempos, su Palabra se hace carne, su Comunicación se hace Hijo de María y, por esa Encarnación, María es Madre de Dios. Alabemos y demos gloria de Dios con los pastores, representantes de todos los humildes y olvidados de la historia, que son los primeros invitados al Misterio (Evangelio: Lucas 2, 16-21).

      También hoy celebramos la circuncisión y (en la Compañía de Jesús) la imposición del santo Nombre de Jesús, que significa «Yahvé salva». Para los judios, como también sucede en otras culturas del planeta, el nombre de una persona significa su misión: Salvador. La salvación para todos es motivo de fiesta, de paz y alegría. En este día primero del año civil recibamos la bendición de Dios.

      ¡FELIZ AÑO NUEVO 2013!