Tras algo más de cuatro meses vestida de hebrea, nuestra sagrada imagen titular ha cambiado dicho atuendo y luce de forma diferente a como suele acostumbrar a hacerlo: con el manto dispuesto a modo de capa y con el tocado, cuyo tejido ha cedido para la ocasión su vestidor, sobrepuesto encima del mismo. La Santísima Virgen permanecerá así ataviada hasta mediados del mes de octubre, por lo que la podremos contemplar de esta manera durante buena parte de este segundo tiempo ordinario del año litúrgico.