«Si quieres, cumplirás sus mandatos: ante ti tienes el agua y el fuego, la muerte y la vida, echa mano de lo que quieras» (1ª lectura: Eclesiástico 15, 16-21). Pero es sabiduría escuchar a Dios, elegir fiándose de Él.
El gran Sermón del Monte de Jesús (Evangelio: Mateo 5, 17-37) es sabiduría de Jesús, es sabiduría de Dios. Sabiduría más profunda que la Antigua Ley. Sabiduría humilde y exigente a la vez, sabiduría de gente sencilla, que no tiene los ojos enturbiados por el poder, la conveniencia, la avaricia, la mentira: sabiduría del pobre, como era Jesús, el de los ojos limpios que veía a Dios en todo y se dejaba llevar por el Viento de Dios, que trae Sabiduría.
Una sabiduría que no es de este mundo, que ninguno de los importantes del mundo ha podido descubrir (2ª lectura: 1 Corintios 2, 6-10). Y todo esto para ser feliz, todo lo feliz que se puede ser en este mundo. Los antiguos pensaban que ser rico, tener larga la vida y muchos hijos eran preciosos dones de Dios y que en eso consistía la felicidad. Pero no es así para Jesús. Y tenemos que elegir de quién nos fiamos.