La Ascensión no es una foto de Jesús subiendo a las nubes (1ª lectura: Hechos 1, 1-11). Es un acto de fe en el que Jesús es lo máximo, es enteramente de Dios. Pero no basta con admirar y reconocer. El Evangelio de Mateo, muy sabiamente, no termina con una despedida triunfante, sino con el encargo de una misión. Hemos conocido a Jesús porque Dios cuenta con nosotros para que todo el mundo lo conozca. La fiesta de la Ascensión no se reduce a la admiración y el asombro. Me gusta imaginar que, al marcharse Jesús, Pedro lo despidió diciendo: «Vete tranquilo, nosotros seguiremos con tu Proyecto».
domingo, 1 de junio de 2014
DOMINGO. Solemnidad de la ASCENSIÓN DEL SEÑOR
La Ascensión no es una foto de Jesús subiendo a las nubes (1ª lectura: Hechos 1, 1-11). Es un acto de fe en el que Jesús es lo máximo, es enteramente de Dios. Pero no basta con admirar y reconocer. El Evangelio de Mateo, muy sabiamente, no termina con una despedida triunfante, sino con el encargo de una misión. Hemos conocido a Jesús porque Dios cuenta con nosotros para que todo el mundo lo conozca. La fiesta de la Ascensión no se reduce a la admiración y el asombro. Me gusta imaginar que, al marcharse Jesús, Pedro lo despidió diciendo: «Vete tranquilo, nosotros seguiremos con tu Proyecto».