domingo, 14 de julio de 2013

DOMINGO 15º del Tiempo Ordinario

      Un experto teólogo académico tiene una duda: ¿Cuál de los más de seiscientos preceptos de la Ley es el más importante? Jesús se ríe: «Tú eres maestro de la Ley, responde tú mismo». El legista responde, y bien, pero quiere cubrirse: ¿Quién es mi prójimo? ¿El hereje samaritano, el soldado romano, el odiado publicano? Y, una vez más, Jesús da la vuelta al tema, cuenta la parábola del buen samaritano y concluye: «Lo que importa no es la teoría, lo que importa es que tú seas buen prójimo para todos» (Evangelio: Lucas 10, 25-37).

      Y aquí se resume todo: la sabiduría del Deuteronomio (1ª lectura: 30, 10-14), «Conviértete al Señor tu Dios con todo el corazón y con toda el alma... El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corzón y en tu boca. Cúmplelo»; y la profesión de fe de Pablo: «Cristo Jesús es imagen de Dios invisible» (Colosenses 1, 15-20). Ésta es la Sabiduría de Dios, éste es el resumen de la Ley y los Profetas, el mandamiento sencillo, definitivo, el corazón de nuestra fe.