domingo, 24 de noviembre de 2013
DOMINGO. Solemnidad de JESUCRISTO, REY del Universo
La 1ª lectura (2 Samuel 5, 1-3) trata de la unción de David como rey. Pero su finalidad es que nos fijemos en que Jesús no es así. No es un rey como los reyes de la tierra, sino más bien todo lo contrario. Sus poderes no son los poderes de los reyes: no tiene ejército, lujos ni oro, no es rico. Es rico en bondad, en capacidad de perdonar, en solidaridad con los necesitados, en veracidad, es rico en valor y en poder de dar la vida por el Reino. Jesús es Rey si es el rey de nuestro corazón.
Podemos preguntarnos: ¿quién reina en mí?, ¿a quién obedezco ciegamente?, ¿quién guía mis decisiones, quién marca mi estilo, quién me hace cambiar de Dios? Nuestro Rey es el Crucificado (Evangelio: Lucas 23, 35-43), el que fue rechazado por la falsa religiosidad, el que no dudó en dar la vida por la causa de Dios.
Por eso Pablo (2ª lectura: Colosenses 1, 12-20) entona un formidable himno a Jesús, como realización completa del sueño de Dios sobre la humanidad. «Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud».