Nace la
alegría, nace la paz y la esperanza, nace el amor, la fe y la caridad; la vida
naciente en el seno de una familia es lo más importante en este tiempo, lo ha
de ser siempre porque es un valor sustentante de una sociedad conformada, es
toda una lección de amor para nosotros. La sagrada Familia se conforma porque
ha sabido esperar, el Niño Jesús ha salido a su encuentro y María y José lo han
sabido acoger. Nace Jesucristo, celebramos ese hecho, no cualquier otro, sino
ese; pero el nacimiento del Mesías es especial al tratarse del bendito que viene
en nombre del Señor: a Él le ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación a
pesar de que Él sea el que lo constituya, porque es a Él a quien tenemos que
buscar en nosotros, fuera y dentro, en el prójimo y en cada uno, en nosotros
mismos; salir al encuentro es acoger, ofrecer, recibir, dar, saber y poder,
querer hacer lo mejor, lo bueno, teniendo para ello en cuenta los valores y
virtudes que representa, poniéndolos en práctica según su ejemplo.
Vivir a su
estilo, para eso nace hoy, es el mensaje de amor que lanza al mundo para que
cada cual lo lance y haga suyo, propio, común y compartido, y no quede nadie
sin saberlo y hacerlo, empezando por nuestra propia obra; la obra que sale del
corazón, mediante el cual hemos conocido el espíritu de Jesucristo, porque su
corazón lo hemos sentido, lo hemos vivido y experimentado, porque de él emana
su obra, la nuestra consiguiente si seguimos de cerca su ejemplo, vamos de su
mano, porque nace en nuestro ser mismo; es el espíritu que nos lleva a ser
constructores del Reino desde este instante, aquí, ganando en dignidad para con
nosotros mismos; si somos seres valiosos sepamos tomar la paz, esa que nos
presenta Él, Príncipe de la Paz, y hagámosla verdad hoy. Él ya ha empezado,
construyamos, hagamos, teniendo en cuenta: amor, paz, solidaridad… Las palabras
bastan, las obras empiezan su camino, el de Jesús; ¡tomémoslo!, ¡seamos
valientes y estemos a la altura, porque Él lo ha estado y está!
Nace para que
salgamos a su encuentro, como niños, vayamos de su mano, nos acerquemos, lo
busquemos y encontremos, y descubramos el valor del regalo más preciado que nos
ha concedido: la vida; su mensaje es valioso, actual, vigente, merece ser
recibido, acogido y realizado, porque vale más que nunca hoy. ¡Feliz Navidad y
próspero año 2015!
Jesús Cuevas Salguero