«Jesús replicó: -“No sabéis lo
que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?”; contestaron: -“Lo
somos”». No entraría en la agenda de Santiago y Juan el martirio, y no lo
habrían apuntado en ella si no fuese porque fueron palpando el amor de Cristo
en su vida, que los llevó a amar a los demás por Dios, hasta dar la vida. Juan
fue mártir en vida.
Santiago,
patrón de España, nos enseña a modificar la agenda. Tristemente parece que hay
algunos que tienen muy apuntado en su agenda (hoja de ruta, la llaman) todos
los pasos necesarios para acabar con España como nación, con sus tradiciones y
costumbres, y alejarla de la fe. Como todas las ideologías tiene unos pasos
concretos y precisos. ¿Cómo acabar con esta situación? «Desagendando» y las
cosas se caen de la agenda por la caridad, por las obras de misericordia.
Ni Santiago,
ni Juan ni su madre tendrían previsto cuál iba a ser el devenir de su vida.
Conocieron a Cristo y este los fue llevando «a donde no querían». Por eso, a
pesar de las dificultades, se dan cuenta de que «El tesoro del ministerio lo
llevamos en vasijas de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria
es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos
aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no
abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas
partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de
Jesús se manifieste en nuestro cuerpo».
Puede parecer
tonto y poca cosa, pero estas vacaciones deja que marque tu agenda el «obedecer
a Dios antes que a los hombres». Puedes haber programado las vacaciones con
todo cariño con tu familia, ir de un sitio a otro y aprovechar al máximo estos
días. Pero si descubres que tus hijos se están aburriendo y no les gusta tanto
lo que pensabas que era estupendo, o tenéis que cambiar vuestros planes –estupendos,
fabulosos y santos– por visitar a un enfermo o enterrar a algún familiar
difunto, no dudes en cambiar tus planes. Tal vez cueste algo, pero ten por
seguro que Dios te lo premiará. Los hijos verán que lo que prima en el corazón
de los padres no es la eficacia sino la caridad, y así se conmoverán. No pasa
nada por remodelar la agenda, tal vez se duerma algo menos, pero mucho más a
gusto. Y la caridad desmantela los planes de los malvados y los desconcierta, y
cambia la historia y la salva.
Dentro de no
mucho vamos a comenzar un año –convocado por el Papa Francisco– de la misericordia.
Sería una cosa estupenda que repasáramos las obras de misericordia espirituales
y corporales, y les diéramos un nuevo empujón.
Santiago, patrón de España, alentado por María en las orillas del Ebro
a seguir evangelizando, concédenos que ante la ola de indiferentismo y
desprecio de la fe en que vivimos haya una verdadera inundación de caridad, de
fe, de esperanza…, aunque «desagende» nuestros horarios.