jueves, 8 de agosto de 2013

Oración tras la Jornada Mundial de la Juventud


Señor y Dios nuestro, que el propósito con el que S.S. Benedicto XVI convocó la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, y el propósito con el S.S. Francisco la ha vivido, mediante su labor como Supremo Predicador de la Palabra y del correspondiente Ejemplo, haya sembrado en nosotros, los jóvenes, la semilla de Jesucristo; que ahora nosotros la cultivemos, y así veamos surgir los frutos; los frutos de la fe, que especialmente celebramos en este año, la fe del Maestro del que recibimos la semilla, la fe de los apóstoles, de los discípulos; y que ésta, una vez firmes en ella y por tanto, arraigados y edificados en Cristo, nos envíe a ir y a hacer discípulos a todos los pueblos; que salgamos como discípulos misioneros al encuentro de todas las naciones, sin exclusión de ninguna de ellas, ni de ninguna de sus familias, ya que todas forman, la única y eterna familia de Dios: la Iglesia; prediquemos con entusiasmo y con fe la Palabra de Dios, siendo amigos de Ella, leyéndola, hablándola, obrándola, como decía y hacía San Juan de Ávila, y confiemos para ello en María, Madre del Salvador y Madre Nuestra, que intercede por todos nosotros, que nos enseña a entregarnos como hizo Ella y su Hijo por los demás, por el que nos necesita, por nuestros hermanos; ayudemos; mediante la caridad, creemos un mundo esperanzador, un mundo de gente joven con proyectos, con un proyecto de vida, con vocación al compromiso, ya sea mediante el Matrimonio o el Sacerdocio.

Madre Nuestra de la Estrella, Señor Nuestro Jesús, ayudadnos a ir contracorriente y a crear un mundo más justo y mejor, basado en tu Palabra, Señor, en tu Evangelio, en el que los jóvenes seamos los protagonistas de un cambio de rumbo en nuestra sociedad e incluso en nuestra Iglesia, tal y como Su Santidad nos alentó a serlo en la pasada JMJ; ayudadle a él también a desempeñar su labor, a todos tus servidores, a los servidores de tu Iglesia, pero muy especialmente a él, que nos pide constantemente que recemos por él, y que así también recemos por sus intenciones. Que la nueva evangelización, sea una realidad en este mundo que tanto necesita de Ti, Señor, de tu ejemplo, y el de tu Santísima Madre, María de la Estrella, que como luz que brilla en la oscuridad, nos guía en nuestro caminar como discípulos misioneros tuyos, y nos conduce más cerca de tu Reino, Señor; es Ella la luz de la fe, que nos atrae hacia Ti, hacia la Gloria Celestial, que te proclama como Sol que nace de lo alto y Luz que alumbra a todas las naciones. Amén.

Jesús Cuevas Salguero