domingo, 1 de diciembre de 2013

DOMINGO 1º de Adviento

 
      Empezamos con un sueño (1ª lectura: Isaías 2, 1-5), que es el sueño de Dios, su gran Proyecto, lo que Jesús llamaba «el Reino». Algo de futuro, pero que hay que construir. Así acaba este precioso texto: «Caminemos a la luz del Señor».

      Así lo expresa Pablo (2ª lectura: Romanos 13, 11-14): «Daos cuenta del momento en que vivís; ya es hora de espabilarse, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima». No es tiempo de dormir, y por eso la palabra de Jesús se tiñe de urgencia. «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor» (Evangelio: Mateo 24, 37-44).

      Pero sí que sabemos cuándo viene el Señor: en cada momento, en cada circunstancia de la vida. El Señor está siempre ahí, alentando, pidiendo, ofreciendo oportunidades. La vida es algo demasiado serio como para tomársela a juego. Cada una de las acciones de nuestra vida puede servir para construir el Reino de Dios: daos cuenta de la importancia de cada momento. Despertad y estad atentos a las constantes llamadas de Dios.