domingo, 6 de julio de 2014

DOMINGO 14º del Tiempo Ordinario

      Como siempre, Jesús es sorprendente, entendiendo las cosas al revés de lo que nosotros pensamos. Nosotros creemos que entienden a Dios los sabios, los teólogos; Jesús dice que lo entiende la gente sencilla (Evangelio: Mateo 11, 25-30). Pero lo grande es que ¡da gracias a Dios porque no lo entienden los sabios y los teólogos! Es nuestro desafío, pensar como Jesús, y cuanto más sencillamente nos acerquemos a él, más lo entenderemos.

      Lo mismo decía el profeta Zacarías (1ª lectura: Zacarías 9, 9-10). Todo el mundo pensaba en un Mesías guerrero, que haría a Israel vencer a todos sus enemigos. Pero el esperado Mesías sería modesto, su cabalgadura sería un burro, y para nada contaría con carros de guerra ni arcos ni flechas, sembraría la paz... También Pablo ha entendido muy bien de qué se trata (2ª lectura: Romanos 8, 9. 11-13).

      Se trata de tener el espíritu de Jesús, pensar como él, tener sus valores, vivir a su estilo. Lo demás es lo que Pablo llama «la carne» (y Juan lo llamará «el mundo»), lo contrario de Jesús. Es nuestra tarea: día a día, momento a momento, conocer mejor a Jesús hasta vivir con su mismo Espíritu.