lunes, 15 de septiembre de 2014

Memoria de NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD


María, nuestra Madre –porque así es presentada a Juan por Jesús agonizante–, se ha quedado sola a los pies de la Cruz; María llora la ausencia del Hijo, de su Señor, de Jesús Hombre Salvador; María se encuentra en una situación desafiante pero Ella es fuerte y carga con la cruz, Ella sabe apartar de sí y de sus hijos todo mal, Ella descubrirá que lo que ha sucedido traerá mayor gloria al mundo con la Resurrección, el misterio salvador de Jesucristo, el misterio de la Cruz, que se convierte en gloriosa al ser el medio por el cual Jesús salva, libra del pecado y de la muerte, nos trae la vida en su plenitud; María sabe, como nadie, qué es cargar con la Cruz y seguir al Maestro, Ella ha sido traspasada por una espada, una espada que va de lado a lado de su mismo corazón, ardiente, aún así, de amor por su Hijo y sus hijos pecadores.
Hoy, 15 de septiembre, día en el que cada año hacemos memoria de Nuestra Madre bendita en sus Dolores, en su más intensa y sufriente Soledad, en su más extrema Amargura, María nos invita a vivir y sentir sus misterios dolorosos, a seguirla en sus pasos y caminar de su mano, a acompañarla para que ni Ella ni nosotros nos sintamos tan solos buscando la Verdad, la gracia que nos infunde, la alegría que trae consigo el Verbo de Dios hecho carne, vivo y eterno, Gloria nuestra por siempre y única, que nos llena de plenitud y sacia de espíritu vivo, joven, nuevo.
Finalmente, aprovechando la celebración del día de hoy, que honra y gloría a nuestra titular, dedicada a Ella, Madre nuestra, María santísima de la Soledad, presento este poema de José Capdevilla Orozco en honor de Nuestra Señora:
En el Calvario, a la cruz abrazada, / estabas sola, Soledad, penando / triste y sola, Soledad, llorando: / por el mundo entero abandonada / a consolarte, Madre nadie llega.

Jesús Cuevas Salguero 15/09/2014