Preciosa la imagen de Pablo (2ª lectura: 1 Corintios 15, 20-26. 28) sobre el final de la humanidad y aun del universo entero. Al final «Dios será todo en todos». «Todos volverán a la vida, y el primero Cristo, como primicia».
Jesús de Nazaret marca el futuro del éxito de la humanidad, es «el primogénito», su obra, el Reino, se hará definitiva realidad.
El Evangelio (Mateo 25, 31-46) dice lo mismo, con otras imágenes. Habla del juicio de Dios, pero entendiendo la palabra 'juicio' en el sentido de «el modo de pensar de Dios», cómo valora Dios. Y es que Jesús es el que juzga, juzga como Dios, y los que juzgan y piensan y viven como Jesús, piensan y viven como Dios, que es el colmo de la sabiduría. También los profetas (1ª lectura: Ezequiel 34, 11-12. 15-17) entendieron, en parte, así a Dios: como a un buen pastor. A un mal pastor se le puede perder alguna oveja. Al Gran Pastor no se le pierde ninguna oveja, al Padre Todopoderoso no se le pierde ningún hijo.
Lamentablemente, no pocas veces se han entendido estos textos como amenaza. Es al revés, son textos para creer en la vida, para creer más en Jesús, para el estímulo, para la confianza.
