Ha
sido ascendida, de una fe primitiva y leguleya a la comprensión de Jesús, aún
no nacido. Sabe que el Reino es de los pobres, sabe que la obra de Dios está ya
en plenitud, que su proyecto está en marcha, que «si por un hombre vino la
muerte, por un hombre ha venido la resurrección», que el niño que lleva en su
seno va a reinar en los corazones de todos (2ª lectura: 1 Corintios 15, 20-27a).
También
el Apocalipsis sabe que «ahora se ha establecido la salud y el poderío, y el
reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo» (1ª lectura: Apocalipsis
11, 19a; 12, 1. 3-6a. 10ab).
Porque hoy es día de esperanza. El final no es el
desastre y el triunfo del mal, sino que el final es la humanidad liberada
encontrándose con su Madre Dios para siempre.