domingo, 20 de septiembre de 2015

DOMINGO 25º del Tiempo Ordinario


      ¿De qué hablabais por el camino? Jesús conoce bien a los discípulos, y sabe que aún no han comprendido gran cosa. Se pelean por ser el más importante, eso es lo que los ocupa, de eso hablaban en el camino (Evangelio: Marcos 9, 30-37). Le va a costar mucho hacerles entender que es al revés, que el primero es el que se hace servidor de todos.
      Los discípulos, aunque no se dan cuenta, se parecen a los impíos de los que habla la primera lectura (Sabiduría 2, 12. 17-20). Odian al justo porque su vida les resulta un reproche continuo, y llegan a la blasfemia de pensar que si ellos lo matan, Dios lo salvará. Hay pocas deformaciones en la religión tan perversas como esta.
      El propio autor de la segunda lectura (Santiago 3, 16-4, 3) conoce muy bien la terrible capacidad del ser humano para destruir la humanidad obedeciendo a sus instintos perversos. Esa capacidad de envidiar, de hacerse la guerra, de odiar, será la que matará a Jesús. Es verdad, a Jesús lo mataron los pecados: la envidia, la intolerancia, la cobardía, la mentira... Son los pecados los que nos matan también a nosotros.