domingo, 5 de abril de 2015

DOMINGO DE RESURRECCIÓN



      Emocionante lectura la del Evangelio (Juan 20, 1-9). Nos pone en contacto con el nacimiento de la Iglesia, de la fe en Jesús.
      Amanece el primer día de la semana. María Magdalena no puede aguantar más la inactividad del sábado, ni tampoco la separación de Jesús.
      Corre a la tumba, recibe entonces la inmensa noticia, y corre de nuevo, pero ahora para anunciársela a Pedro y a Juan. Ellos son precisamente los primeros testigos, los primeros creyentes. Los primeros llamados a «resucitar con Cristo, a buscar los bienes de allá arriba» (2ª lectura: Colosenses 3, 1-4).
      Todavía no habían comprendido a fondo a Jesús. Todavía lo tenían por un mesías rey. Es ahora cuando nace la fe verdadera en Jesús.
      Porque ellos y nosotros hemos recibido el regalo de la fe, y creemos que Jesús es «el ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (1ª lectura: Hechos 10, 34a. 37-43).