domingo, 17 de marzo de 2013

DOMINGO 5º de Cuaresma

      El domingo pasado leíamos y disfrutábamos de la más bella de las parábolas. Este domingo (Evangelio: Juan 8, 1-11) disfrutaremos de lo mismo, pero no con parábolas sino con hechos.

      Jesús se juega la vida, deja en ridículo a los jefes de Israel y consigue que no se cumpla la Ley. Y todo eso porque su corazón no soporta que lapiden a una mujer culpable de adulterio. No es extraño que exclame Isaías: «No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?» (1ª lectura: Isaías 43, 16-21).

      Pablo estalla en un himno de entusiasmo: «Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en Él» (2ª lectura: Filipenses 3, 8-14).

      Y es que Jesús es la mejor parábola de Dios, en Jesús se ve al mismo Padre, se ve su corazón, en lo que dice y en lo que hace. Actuar así y hablar así de Dios le va a costar la vida. Pero también ahí conocemos cómo es Dios: el que es capaz incluso de dar la vida por cualquiera de sus hijos.