domingo, 31 de marzo de 2013

DOMINGO DE PASCUA de la Resurrección del Señor


      Pasado el sábado, María, la Magdalena, corre al sepulcro; no puede estar lejos de Jesús, aunque ella cree que está muerto. Pero se equivoca, Jesús está más vivo que nadie, con la vida plena y definitiva regalada por el Padre. Y ella misma será la primera testigo del Resucitado. Aunque de momento se encuntra confundida: «Se han llevado del Sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto» (Evangelio: Juan 20, 1-9).

      La fe en Jesús, que había sufrido un golpe tan terrible al verle morir, vencido y desacreditado en la cruz, está renaciendo. De aquí en adelante se atreverán a proclamar ante todos: «Pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con Él... Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó» (1ª lectura: Hechos 10, 34a. 37-43). Y éste es el momento en que empieza nuestra resurrección, el llamamiento a una nueva vida, distinta, al estilo de Jesús: «Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra» (2ª lectura: Colosenses 3, 1-4).